Sandra Álvarez encontró, durante una visita a casa de sus padres, un dibujo que había hecho de pequeña con el tema «¿Qué quieres ser de mayor». Se había dibujado ella misma con una lupa y había escrito que quería ser detective privado.
A pesar de que en la carrera no les animaron mucho al autoempleo –»es un suicidio», les decían– ella decidió abrir su propia agencia. Empezó en su casa, minimizando los gastos al máximo y poco a poco el negocio ha ido creciendo.
Gracias a las posibilidades que le ofrecen las nuevas tecnologías, Sandra puede atender a los clientes de su agencia, Tras la Puerta Detectives, a distancia, sin verlos en persona. Desde la firma del contrato a la entrega del informe final, todo se puede gestionar online.