La clave ya no es tener el mejor producto, es tener la mejor plataforma

Una de las creaciones de la era digital es la de las plataformas: espacios donde se encuentran los consumidores con las empresas que pueden ofrecerles los servicios y productos que desean. Así, en una plataforma, como señala Mark Bonchek, Chief Epiphany Officer de Shift Thinking, hay clientes a los dos lados: los compradores por uno, pero también los proveedores por el otro. Las plataformas, nos advierte Bonchek, obligan a un cambio fundamental: de tener una economía y un modelo de comunicación que va de uno a muchos, vamos a otro, más en red, de muchos a muchos. Y ello implica que los mensajes tienen que pasar de ser apremiantes a ser atractivos, y que desaparezca el concepto de público para dar paso al de comunidad.

Por su parte, Willem Jonker, CEO de EIT Digital, advierte de que los empresarios tienen que entender cuál es la lógica de la economía de plataformas antes de participar en una, así como estudiar si la participación en una plataforma encaja, o no, en el modelo de negocio de la empresa. Por lo que se refiere a lo primero, el CEO de EIT Digital muestra que el empeño por crear una plataforma lo es por conseguir todo o nada. Aunque hay plataformas que compiten en el mismo mercado, pocas, en otras ocasiones no es así. Las empresas que quieran entrar en una plataforma tienen que tener en cuenta al menos dos posibles costes: uno el económico, pues las plataformas típicamente cobran una parte de la facturación. Otro coste es el de la información: en una plataforma es ella la que tiene acceso directo a los datos de los clientes. Y hay empresas para las que el control de esos datos es muy importante.