¿Y si la sanidad plantease los tratamientos médicos como si fueran videojuegos?

En ocasiones una afición nos lleva a descubrir una vocación y, posteriormente, a encontrar una oportunidad de aplicación universal. Es lo que le ocurrió a Anna Sort mientras trabajaba como enfermera en una empresa de videojuegos. Su afición como gamer le hizo pensar en cómo podían utilizarse las características de los videojuegos (su capacidad adictiva, de crear comunidades, de situarnos frente a retos y la propia gratificación) para aplicarlas a la mejora de nuestra salud. Así, decidió formarse para crear PlayBenefit, una empresa que utiliza la gamificación como herramienta para ayudar en una gran variedad de enfermedades. Y es que, además de su propio caso, hoy en día hay numerosos ejemplos de videojuegos con efectos terapéuticos o que mejoran la interacción social, ya sea el Candy Crush o  el exitoso Pokemon GO que permite combatir el sedentarismo mientras jugamos.